En la Catedral,
al fondo de la Sala Capitular, tras un dintel neoclásico, está la Capilla de
las Reliquias, de forma circular, en cuyas paredes se abren tres grandes
armarios que guardan las reliquias de la Seo.
La Catedral de
Valencia tenía un gran tesoro de relicarios, pero muchos de ellos fueron
fundidos en 1812, en Mallorca, a donde habían sido trasladados con la intención
de salvarlos de la rapacidad del ejército francés.
Hubo nuevas
pérdidas en el saqueo de la Catedral que se produjo el 21 de julio de 1936.
Las reliquias
que se salvaron se conservan ahora en relicarios más modestos.
El armario
central custodia los relicarios de mayor valor histórico, pues estuvieron en
las capillas de la corte itinerante de los reyes de Aragón, en Zaragoza, Barcelona
y finalmente en el palacio real de Valencia, desde donde fueron llevadas a la
Catedral en 1437 por orden de Alfonso V el Magnánimo.
El Santo Cáliz estuvo
guardado en el armario central hasta 1916.
En las puertas
de este armario está representada la escena de la entrega del Santo Cáliz a la
Catedral.
La pintura es
obra de Miguel Parra (Valencia, 1780 - Madrid, 1846).
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