miércoles, 24 de junio de 2015

Otro cáliz...


Cáliz de Valencia

DIARIO DE LEÓN.ES

ANA GAITERO

24 de junio de 2015
El Grial derrama polémica


El historiador francés Patrick Henriet cuestiona la autenticidad de los pergaminos árabes que sustentan la teoría de que el cáliz de Doña Urraca es el Grial y acusa a Margarita Torres y José Miguel Ortega de «borrar la línea roja» entre ciencia y novela .

El exitoso libro Los Reyes del Grial, de Margarita Torres y José Miguel Ortega, es atacado por el medievalista francés Patrick Henriet en un artículo que publica este mes en la revista L’Histoire.

Bajo el título “Le Graal est à León!” Henriet, director de Estudios en l’École Pratique des Hautes Études en París, lanza la acusación de «cómo historiadores muy serios han inventado una reliquia en la España del siglo XXI». Tras reconocer el éxito editorial, el libro «abracadabrante» va por la quinta edición, y turístico para la ciudad, de 135.000 habitantes, el historiador entra en materia de forma muy crítica.

Henriet cuestiona el papel que juegan los dos pergaminos árabes datados en el siglo XIV que, según el libro, explican, uno, «cómo, en 1055, la copa habría llegado desde Jerusalén hasta la taifa de Denia, por orden del soberano fatimí» quien posteriromente lo ofreció a Fernando I. «Todos los protagonistas de esta historia sabían que se trataba de la copa de la Última Cena y la veneraban especialmente pues su reputación la hacía acreedora de grandes poderes», apunta.

El segundo pergamino cuenta que «Saladino en persona (¡!) relata que un trocito del Grial se había desprendido antes de su viaje a Denia. Este fragmento, dotado de poderes milagrosos, habría permitido curar a su hija», añade.

«Todo el asunto ha sido pensado por nuestros dos autores y falta efectivamente una esquirla en el cáliz leonés. Corresponderá a los arabistas (decir) en qué momento se produce el fraude: ¿Cuándo fueron realmente copiados estos pergaminos? ¿Por qué se han encontrado ‘juntos’?».

Patrick Henriet escribe a continuación que ambos textos «son recogidos por los autores de forma maliciosa junto con referencias auténticas», para tachar toda su teoría de «erudición de bazar» que «con habilidad» pretende «dar apariencia de veracidad a un inverosímil montaje no exento de seducción».

«Cualquier persona mínimamenmte sensata se preguntará por qué ningún documento leonés, regio o eclesiástico, medieval o moderno, haga alusión alguna a la presencia del Grial en León». Pero «Margarita Torres Sevilla y José Miguel Ortega del Río tienen respuesta a esta objeción: Fernando I y su entorno, temiendo el robo de tal tesoro, lo habrían mantenido en secreto para no llamar la atención. ¡Solucionado!». Sin embargo, el mismo monarca dio gran publicidad a la llegada a León de las reliquias de San Isidoro: Cuando Fernando I se hizo con las prestigiosas reliquias de San Isidoro de Sevilla en 1063, las recibió con gran pompa, junto con su esposa y sus hijos, sus magnates, sus clérigos y toda la población de León.

«La erudición desplegada por los autores muestra rápidamente sus limitaciones», apostilla para desvelar un error de bulto de Los Reyes del Grial que no se ha corregido hasta la edición inglesa: Cuando reproducen una imagen que muestra a Perceval orando ante el Grial, custodiado por tres ángeles, el pie de la imagen señala que se trata de una “miniatura iluminada medieval”. ¿Cuál? Imposible saberlo, por la simple razón de que, en realidad, se trata de un tapiz pre-rafaelita realizado por el taller de William Morris y expuesto por primera vez en Londres en 1893! La edición inglesa, que toma la imagen en su cubierta, ha rectificado el pie que, al parecer, no había molestado a los autores en un primer momento.

Henriet critica que el mito del Grial se presenta en el libro patrocinado por la Fundación Monteleón «como eterno, es decir, tan antiguo como los acontecimientos a los que se refiere (la Pasión de Cristo)», cuando en realidad sus orígenes «se remontan al final del siglo XII y a los romances franceses denominados “del Grial”» aunque haya menciones a la copa de la Última Cena a partir del siglo V o del VI (la guía para uso de peregrinos denominada “Brevarius A”)».

Lo sorprendente del hallazgo del Grial en León, concluye, «es que venga de la mano de una profesora de la Universidad, autora, por otra parte, de trabajos estimables. Y es aquí donde reside la gran originalidad de este “descubrimiento”, más que en la pretension de poseer una reliquia célebre».

Pero «escribir un libro académico provisto de 15 páginas de bibliografía (en la que «hubiera preferido no aparecer») y con más de 350 notas pseudo-eruditas «no trae más consecuencia que la de borrar la línea roja que separa el trabajo científico del que hace el novelista. «El “oficio de historiador”, tan querido para Marc Bloch, queda ridiculizado», remarca. Se puede uno reír, concluye Henriet, pero hay que hablar claramente.

Preguntado por este periódico, el catedrático de Historia Medieval de la Universidad Autónoma de Madrid, Carlos Ayala, se ha mostrado de acuerdo con el artículo de Henriet. «Convertir en historia una leyenda es una opción no sólo imposible, sino vedada para los historiadores», asegura.

Subraya que la leyenda del Santo Grial nace a finales del siglo XII en medios literarios y añade que «los supuestos documentos árabes» contienen una «detallada información más que sospechosa y, desde luego, inadecuada al momento cronológico que se les atribuye».

«Patrick Henriet es un muy destacado especialista en temas de hagiografía, lo que incluye el estudio de las vidas de santos, leyendas, mitos etc... Y estoy plenamente de acuerdo con todas sus observaciones», indica Carlos Estepa, medievalista investigador del CSIC.

El profesorado de la ULE consultado no ha respondido. 

Cáliz de Valencia