EL SANTO CÁLIZ DE LA CENA (SANTO GRIAL)
VENERADO EN VALENCIA (I)
José Sanchis y
Sivera
(Canónigo de la
Catedral de Valencia)
Valencia, 1914
PRÓLOGO
Entre las muchas
reliquias que se conservan en el mundo cristiano y nos traen á la memoria la
cruenta pasión de nuestro Redentor, es sin duda la más preciosa el santo
Cáliz que empleó Jesucristo en la institución del augusto sacramento de la
Eucaristía, el cual se venera en la santa Iglesia Catedral de Valencia. Es
verdaderamente extraño que al hablar los autores y relatar la portentosa
historia de aquéllas, no se ocupen casi de este precioso tesoro, á pesar del
culto continuado que se le ha dado desde el siglo XV, ni tengan en cuenta que
ante él se postraron emperadores, reyes, prelados é innumerables generaciones
de fieles. El entusiasmo que han mostrado siempre los valencianos por las cosas
extrañas, y el olvido y poco aprecio en que tienen las propias, es acaso el
motivo de ser tan poco conocida en la actualidad la singular reliquia.
Bien es cierto
que nuestros escritores apenas se han ocupado, de un modo concreto, de la
gloriosa alhaja eucaristica, no obstante habérsele dado culto espléndido en
tiempos pasados, llegándosele á igualar, por su suntuosidad, al del
Santísimo Sacramento. Todos los historiadores regnícolas, lo mismo que los
aragoneses, han hablado del santo Cáliz relatando su historia y tradiciones,
pero nunca intentaron probar su autenticidad, lo que nos hace sospechar que en
sus tiempos nadie la puso en duda.
[Entre otros muchos
historiadores regionales que hablan del santo Cáliz, mencionaremos los
siguientes: Beuter, Chronica General,
lib. II, cap. XVIII; Diago, Anales de
Valencia, lib. IV, cap. XX; Escolano y Perales, Décadas de Valencia, part. I, libro IV, cap. II; Francisco de la
Torre, Fiestas á la Virgen de los
Desamparados, pág. 5; Rodríguez, Biblioteca
Valentina, pág. 413; J. V. del Olmo, Descripción
del Orbe, pág. 546; Ballester, Historia
del Santo Christo del Salvador, pág. 583; Solorzano, Sagrario de Valencia, pág. 156; Cruilles, Guia Urbana de Valencia, tomo II, pág. 371; El Fénix, periódico, números correspondientes al 20, 27 de
septiembre y 4 de octubre de 1846, etc., etc.]
Sólo el
historiador Gaspar Escolano alega algún sencillo argumento para rebatir un
texto del venerable Beda, copiado y admitido por Baronio [Décadas, tomo I, pág. 484].
Pero ya en 1680,
el beneficiado de la Catedral D. Vicente Izquierdo, valiéndose de las notas y
un manuscrito existente en el Archivo metropolitano, según dice el crítico
Segura, los cuales han desaparecido, compuso un excelente tratado que vio y
utilizó el P. Rodríguez para el Sermón
que predicó en la festividad celebrada en Valencia en 1686, según anual
costumbre.
[Tratado del Santo Cáliz en que Christo consagró
la noche de la Cena, custodiado en la Seo de Valencia, y de la Institución de
su Festividad con que cada año es celebrado solemnemente, por don Vicente
Izquierdo, capellán de la Generalidad y Beneficiado de la Catedral. Ms. en 4.º
que se guardaba en el Archivo metropolitano y que ya no existe, el cual vio y
utilizó el P. Rodríguez, según dice en las Notas de su sermón («Sermón | del Sagrado Cáliz, | en que
Christo | Nuestro Señor, consagró su precio | sísima Sangre, la noche de su
santa Cena | Custodiado | en la Santa Iglesia Metropolita | na de la Ciudad de
Valencia, y magestuosamente | Festejado, con Pública y Solemne Celebridad, |
todos los Años, día veinte y uno de Setiembre. | Dedicado | a la ilustre
Señora, D.ª Catalina | Teresa de Andia Bivero, y de Irarrazabal, Marquesa | de
Bucianos; | Hija del Señor D. Francisco de Andia, y | Bivero, Hija del Señor
Marques de Val | paraíso: y muger del Señor D. Pedro de Valda, Figuerola,
Pardo de la Casta, Correo Mayor de su | Magestad, en la Ciudad, y Reyno de
Valencia, | Marques de Bucianos. | Predicóle Fr. Josef Rodríguez, natural |
de la Ciudad de Valencia, Religioso Trinit. Cronista de | su Orden, y
Examinador Synodal, del Arçobispado | de Valencia, Año 1786. | Con licencia:
En Valencia: Por Francisco | Mestre, Impresor de S. Tribunal de la
Inquisición, junto al Molino de la Rovella, | Año 1687». En 4.º Port. V. en
b. 10 hojas prels. 35 págs. El sermón concluye en la pág 13, y de la pág.
14 al fin es una recopilación de los autores é historias que se citan en el
Sermón. Acompaña un escudo del Mecenas, grabado sobre plancha.)].
En 1705, la
ligereza cometida por Martin David, profesor de la Universidad valentina, al
adicionar la impresión del Vocabulario
eclesiástico que compuso Fr. Diego Ximénez Arias, cuando dijo que el
Cáliz venerado en esta iglesia era el que emplearon los apóstoles para su
comunión en una de las especies, y no el usado por nuestro Señor al instituir
el sacramento de la Eucaristía, idea que rectificó luego muy luminosamente
(la rectificación, firmada en 31 de Mayo de 1702, la publica Ximeno en sus Escritores del Reino de Valencia, tomo
II, pág. 151), movió al canónigo penitenciario de la misma iglesia, D.
Vicente Noguera, á componer una Historia
del Sagrado Cáliz que no pudo terminar, dejando escritos treinta pliegos y
el plan que pensaba seguir en la formación del libro. El manuscrito se
conservaba en el Archivo de la Catedral, y ya no existe. La nota del plan de la
obra, la transcribe Ximeno en sus Escritores
del Reino de Valencia, tomo II, página 142, y también Rodríguez en su Biblioteca Valentina, página 453, el
cual puso la idea á la vista de todos por si había alguno que quisiera
concluir la obra, aprovechándose Agustín Sales.
También el
religioso carmelita Fray Luis Portóles, que murió en 1705, escribió otro
tratado sobre la misma reliquia: De Calice
Domini Nostri Jesu Christi in nocte Coena qui habetur in Sancta Metropolitana
Ecclesia Valentina honorifice. Hallábase este manuscrito en la Biblioteca
del convento del Carmen, donde lo vio Ximeno (Escritores del Reino de Valencia, tomo II, pág. 156).
Resumió todos
estos trabajos, en un bonito libro, el erudito D. Agustín Sales: «Disertación
| histórica, | critica, i expositiva, | del Sagrado Cáliz | en que Christo
Señor Nuestro | consagró en la noche de la Cena, el qual se ve | nera en la
Santa Metropolitana | Iglesia de Valencia. | Su autor | el D. Agustín Sales,
Presbítero, | Doctor en Sagrada Theología en la Uni | versidad de Valencia, i
Beneficiado en la Iglesia | Parroquial de San Bartolomé de la | misma Ciudad.
| Va añadida al fin la Respuesta á cierta Consulta sobre | unos Monumentos
Antiguos. | Con privilegio. | En Valencia | En la Imprenta de Josef Estevan Dolz.
Año 1736». En 4.º Port. en negro y rojo, 15 hojas prels. 200 páginas texto.
De la pág. 183 al fin, tablas é índice, siguen 30 páginas sobre la
respuesta que cita la portada.
Fr. Jacinto
Segura rebatió á Sales, por atribuirse méritos ajenos, en unos folletos que
tituló La verdad vindicada, á los
que éste contestó con otro titulado Disertación
del Santo Cáliz en su primera y segunda parte de la Verdad Vindicada,
Valencia, imprenta de Josef Estevan Dolz, en 4.º
Tal es en
síntesis la historia bibliográfica de la sagrada reliquia, cuyos trabajos han
desaparecido casi todos, pues del sermón del Padre Rodríguez se han hecho
rarísimos los ejemplares, y la obra de Sales, á más de ser difícil su
lectura, por lo farragoso del estilo, es hoy casi imposible encontrarla.
Para que sea,
pues, conocida, como es debido, la insigne reliquia conservada en Valencia, y
aumente su veneración entre los fieles, nos hemos decidido á escribir este
pequeño libro. Poco consignaremos que no haya sido dicho ya por otros autores,
de los que repetiremos los argumentos que nos parezcan más apropiados, y aun
á veces copiaremos sus mismas palabras; añadiremos, sin embargo, como
novedad, algunos documentos encontrados por nosotros y varias razones que
creemos muy pertinentes.
La realidad del
santo Cáliz aparece bien clara desde el año 1399, no teniendo verdadera
historia, tal como hoy se exige, antes de esta fecha. Bien se nos alcanza que
la autenticidad de una reliquia de primer orden, ofrecida solemnemente á la
veneración de los fieles, debe establecerse por una cadena no interrumpida de
testimonios escritos, que recojan directamente la herencia de la tradición de
los tiempos apostólicos, para transmitirla sin lagunas á la posteridad. Sin
embargo, podemos afirmar que el santo Cáliz lleva en si mismo el sello
indeleble de la autenticidad, sancionada por una tradición jamás
interrumpida. La verdadera critica en lo concerniente á las santas reliquias
respecto á su identidad, y hasta su autenticidad, no reclama una certeza
metafísica, ni aun física, por ser suficiente la moral. La mayor parte, ó
mejor dicho, todas las reliquias de la pasión de nuestro Señor, la lanza, los
clavos, la corona de espinas y otras, que muy pocos ponen en duda, no tienen
probada su autenticidad con documentos apodicticos en lo referente al periodo
anterior á las cruzadas, y aun en el siguiente pueden estar sujetas á graves
discusiones. A pesar de ello, no sin escándalo se diría que es idolátrico
adorarlas, pues la Iglesia se engañaría ó engañaría á los fieles
permitiendo darles culto. Pues bien; el santo Cáliz tiene en su favor más
argumentos que todas estas reliquias, contando también la Sábana Santa de
Turín, cuya autenticidad declaró, á pesar de carecer de documentos
bastantes, la Academia de Ciencias de París, en memorable sesión de 22 de
Abril de 1902, sorprendiendo al mundo sabio el análisis completo que se hizo,
avalorándose la declaración el haber sido suscrita por un incrédulo y
racionalista.
Es evidente que
al resucitar Jesucristo, sus discípulos guardarían el Cáliz, juntamente con
otras reliquias, y esto es muy verosímil, á pesar de no aducirse documento
alguno. Nuestra labor deberá, pues, atenerse á fijar ciertos jalones que nos
permitan remontarnos, con determinadas garantías de éxito, hasta su origen,
deduciendo argumentos, todos racionales, que nos conduzcan al convencimiento
moral de la autenticidad de la reliquia.
Otro género de
argumentos, hasta ahora por nadie utilizados, hemos de emplear en favor de la
autenticidad del santo Cáliz, deducidos de las leyendas á que dio lugar,
nacidas á raíz de la muerte del Redentor, las que fueron alimentadas por la
fe del cristianismo, llegando hasta nuestros días, y sostenidas con la convicción
del creyente por muchas gentes. Estas leyendas dieron motivo á la creación de
admirables poemas que, tanto en Francia como en Alemania, tuvieron eficaz
influencia, no sólo en toda la literatura, sino también sobre las costumbres,
siendo el sagrado Cáliz, con el nombre del santo Grial, en los tiempos
caballerescos, un medio de propaganda cristiana, dando con ello lugar á que se
disputasen el honor de poseerlo muchos célebres monasterios.
Es digno de
notarse, que los poemas más importantes en que el santo Grial es el elemento
informante, colocan su acción en España, entre montañas abruptas y
misteriosas, en el reino de Aragón, muy cerca de los Pirineos, lugar que
corresponde á San Juan de la Peña, donde estuvo varios siglos el santo Cáliz
que se venera en Valencia; y que las estupendas hazañas que creó la excelsa
fantasía poética, guardan todas en el fondo estrecha relación con lo que nos
refieren las crónicas y ha perpetuado la tradición en lo que respecta á la
sagrada reliquia. También bebió su inspiración en estos poemas y crónicas
el gran músico Ricardo Vagner, que pone en el mismo sitio la acción de su
colosal oratorio Parsifal, cuyas
sublimes armonías elevan el espíritu del místico oyente hacia las regiones
celestiales.
En nuestro
ligero trabajo vamos á intentar la demostración de la autenticidad del santo
Cáliz, aportando aquellos argumentos racionales que suplan la falta de
documentos en los tres primeros siglos; estudiando los instrumentos escritos
que la tradición confirma; relacionando el elemento informativo de la mayor
parte de la literatura caballeresca, con lo que cuentan las crónicas é
historiadores, y, finalmente, poniendo de manifiesto lo que se deduce de los
documentos auténticos que se conservan, de la fuerza demostrativa que da un
culto continuado y consentido por pontífices y prelados, que nunca ha sido
puesto en duda, y del hecho de que no exista razón alguna en contra de la
autenticidad de la reliquia.
Tal es el
programa que nos hemos trazado, y que procuraremos llevar á cumplimiento con
el entusiasmo del que trabaja en honrar á su patria y hacer más firmes
antiguas y venerandas tradiciones.
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