jueves, 22 de mayo de 2014

El Santo Cáliz de Valencia. Catalina Martín Lloris





EL CÁLIZ EN BARCELONA


En 1408 Martín el Humano cedió las reliquias y la custodia de la capilla a los celestinos. Según consta en el manuscrito correspondiente, el monarca entregó la gestión a la nueva orden y las reliquias las dejó en la capilla que había construido especialmente para ellas.

Martín el Humano murió en 1410.
Legaba todos sus bienes a su esposa, Margarita de Prades.
De esta disposición no se conoce original ni copia auténtica, debido al rápido fallecimiento del rey.

A la muerte de don Martín se produce una importante disputa sobre la titularidad de la capilla y de su contenido entre los celestinos, a los que había sido entregada la gestión, y la reina Margarita de Prades, viuda y heredera.

La reina, proclamándose legítima heredera, se llevó consigo las principales reliquias y joyas de la Capilla Real.

Del 30 de noviembre de 1411 se conserva una carta de los celestinos exigiendo a la reina Margarita que devuelva a la iglesia o capilla del palacio real de Barcelona las reliquias que había conseguido el rey Martín y de las que esta señora se había adueñado.

A lo largo de 1412 se desarrolla el pleito entre los celestinos y Margarita de Prades para que ésta devuelva los libros, ornamentos, orfebrería y reliquias que se había llevado de la Capilla Real a la muerte del rey Martín.
Este suceso tuvo tal repercusión que aparece descrito en diferentes documentos de los archivos.

Durante los años siguientes las reliquias acompañan a la reina viuda, y no llegan a formar parte del patrimonio de Fernando de Antequera. En ese tiempo Margarita lleva una vida confusa y viajera, pero pasa temporadas en la ciudad de Valencia con su nuevo esposo Juan Vilaragut, con lo que no sería raro que las piezas estuvieran ya en Valencia desde 1410. Sin embargo, Margarita, atemorizada quizás por la falta de un documento que la acreditara como legítima dueña, no exhibió sus reliquias ni creó una capilla específica para albergarlas.

En 1416 muere Fernando de Antequera y le sucede Alfonso el Magnánimo.

En los años sucesivos hay un intercambio epistolar entre doña Margarita y don Alfonso a propósito de los bienes de Martín el Humano:

El 5 de noviembre de 1419 Margarita de Prades se pone en contacto con Alfonso el Magnánimo para que le certifique el testamento que Martín el Humano hizo el mismo día de su muerte y que los celestinos nunca quisieron dar por válido.
El 25 de noviembre de 1419 Alfonso da legitimidad al testamento y permite a Margarita vender, empeñar y ceder todos aquellos bienes que Martín el Humano le había legado.

Quizás hubo algún trato respecto a las reliquias, porque el 23 de mayo de 1420 Alfonso el Magnánimo escribe al canónigo Gabriel Gombau, salvaguarda de las sagradas reliquias, anunciándole el envío de las llaves de las reliquias del palacio real de Barcelona y pidiéndole que recupere las llaves de las reliquias que están en su palacio mayor de Barcelona, y que Gabriel Gombau dio al capellán mayor del rey, y que sea él quien se ocupe de dichas llaves. Le pide también que haga un inventario y que esté presente Jacme Sala, encargado de las obras reales, segunda persona de confianza real y poseedora del segundo juego de llaves, para que ambos se ocupen de la conservación de las reliquias.

El 15 de julio de 1422 Alfonso el Magnánimo realiza el traspaso de la gestión de la Capilla Real del palacio de Barcelona con todas las pertenencias, incluidas las reliquias que había en ella, entre las que se encuentra el Santo Cáliz, a la orden de la Merced.

Así pues, en 1422 el Santo Cáliz se encontraba de nuevo en Barcelona, custodiado en la Capilla Real de Alfonso el Magnánimo, quien había ido recuperando las piezas de Martín el Humano.

No se sabe cómo se hizo con ellas entre 1420 y 1422, pues no hay documento que deje constancia de los traspasos.


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