sábado, 24 de mayo de 2014

El Santo Cáliz de Valencia. Catalina Martín Lloris





EL CÁLIZ DE VALENCIA COMO CÁLIZ DE LA ÚLTIMA CENA


Hasta la fecha, la información sobre el Santo Cáliz es incompleta, mezclando en muchos casos la leyenda con la historia. Es lógico, si tenemos en cuenta las dificultades historiográficas durante los primeros siglos del cristianismo, la falta de una voluntad sistemática de conservación documental y las escasas referencias que sobre el Santo Cáliz existen previas al primer documento constatado en el que se nombra y que data de finales del siglo XIV.
Sin embargo, no debemos olvidar que la propia historia de la devoción de la reliquia es un documento en sí mismo, así como el interés que despertó en monarcas y entre la población.
El cáliz fue un elemento litúrgico importante durante los primeros siglos de la Iglesia, también después cuando se convirtió en objeto de trabajo para orfebres y de gran valor como joya, con profusas decoraciones y no pocas intervenciones artísticas. Sin embargo, no hay una referencia clara respecto al devenir del Cáliz utilizado durante la Última Cena, ni si éste verdaderamente se conservó. [...] Es pues la tradición, como sucede en muchos de los presupuestos religiosos, uno de sus mejores garantes. [...] Evidentemente no es posible trazar una historia que venga a demostrar la autenticidad o no de una reliquia como el Santo Cáliz, pero sí confirmar una continuidad histórica que viene a mostrar el cáliz como un objeto que despertó un importante culto y un no menor interés.
Es relevante además señalar que el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia ofrece una continua devoción que no se produce en otros cálices supuestamente utilizados por Jesucristo, unas referencias históricas importantes, una datación arqueológica que lo aproxima a la época de Cristo, además es la pieza que desde la Edad Media más interés despertó, siendo codiciada por reyes, cosa que sin lugar a dudas no se da en otras piezas.
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Existen algunas referencias sobre la existencia de un Santo Cáliz conservado en Roma hacia el siglo IV y en las que se indicaba que se trataba del de la Última Cena. También hemos observado las disquisiciones de algunos historiadores que buscaban justificar la posibilidad de que Cristo utilizara dos cálices, así como que San Lorenzo -originario de la Península Ibérica- lo trajo a su ciudad de nacimiento huyendo de las persecuciones y bajo la norma que justificaba el traslado por la coincidencia del origen del santo con el país al que volvía a esconder las reliquias. También hemos podido comprobar cómo se han buscado pretextos para justificar la subida de la reliquia hasta el monasterio de San Juan de la Peña, por la invasión musulmana del 711. Muchas de estas afirmaciones se basan en el propio documento de 1399 en el que se indica que era el Cáliz de Cristo entregado por el Papa Sixto a San Lorenzo. [...] Puede que existiera una leyenda adscrita a la pieza en la que se justificaba así su verdad como reliquia y que más bien la llegada directa al monasterio se produjera mucho tiempo después bajo la supuesta leyenda de haber sido traída a la Península por San Lorenzo.
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Es imposible encontrar documentos escritos de los primeros siglos de la Iglesia que avalen reliquias, pero sí se puede analizar el interés de los reyes o las autoridades religiosas por la pieza en épocas tempranas, como único testigo de su credibilidad. Cartas de reyes en las que se refleje el interés del monarca por localizar ese cáliz, grandes esfuerzos de reyes y autoridades eclesiásticas, ya en la Edad Media, por hacerse con ella, etc.
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EL SANTO CÁLIZ EN LA ACTUALIDAD, SU CULTO
Con respecto al culto que en la actualidad despierta el Santo Cáliz de la Última Cena que se conserva en la Catedral de Valencia cabe destacar que para la conservación y protección de la reliquia existen junto con la catedral dos instituciones, la Hermandad y la Cofradía del Santo Cáliz.
La Real Hermandad del Santo Cáliz, Cuerpo Colegiado de la Nobleza Titulada Valenciana, se creó en el año 1918, en el que el arzobispo Salvador Barrera aprobó los Estatutos.
Más tarde, durante la Guerra Civil, el Santo Cáliz fue sacado antes del incendio de la catedral por Elías Olmos, salvándolo de la destrucción y del saqueo, y después de diversas vicisitudes se escondió en Carlet.
En 1939 fue recogida la reliquia por el Servicio de Recuperación del Ejército y se entregó de nuevo a la catedral.
Más tarde, en 1951, Marcelino Olaechea creó la Cofradía del Santo Cáliz, dotándola de los correspondientes Estatutos en 1952 para la conservación y guarda de la reliquia.
Desde entonces estas dos instituciones se reúnen los jueves para tratar los temas referentes a la reliquia y en el mes de noviembre se celebra su festividad.
El Santo Cáliz no ha salido más ni en procesiones ni en fiestas especiales, sin embargo gracias a la Cofradía y la Hermandad y a la Catedral de Valencia su culto sigue estando hoy vivo.


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