EL CÁLIZ DE
VALENCIA COMO CÁLIZ DE LA ÚLTIMA CENA
Hasta la fecha,
la información sobre el Santo Cáliz es incompleta, mezclando en muchos casos
la leyenda con la historia. Es lógico, si tenemos en cuenta las dificultades
historiográficas durante los primeros siglos del cristianismo, la falta de una
voluntad sistemática de conservación documental y las escasas referencias que
sobre el Santo Cáliz existen previas al primer documento constatado en el que
se nombra y que data de finales del siglo XIV.
Sin embargo, no
debemos olvidar que la propia historia de la devoción de la reliquia es un
documento en sí mismo, así como el interés que despertó en monarcas y entre
la población.
El cáliz fue un
elemento litúrgico importante durante los primeros siglos de la Iglesia,
también después cuando se convirtió en objeto de trabajo para orfebres y de
gran valor como joya, con profusas decoraciones y no pocas intervenciones
artísticas. Sin embargo, no hay una referencia clara respecto al devenir del Cáliz
utilizado durante la Última Cena, ni si éste verdaderamente se conservó.
[...] Es pues la tradición, como sucede en muchos de los presupuestos
religiosos, uno de sus mejores garantes. [...] Evidentemente no es posible
trazar una historia que venga a demostrar la autenticidad o no de una reliquia
como el Santo Cáliz, pero sí confirmar una continuidad histórica que viene a
mostrar el cáliz como un objeto que despertó un importante culto y un no
menor interés.
Es relevante
además señalar que el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia ofrece una
continua devoción que no se produce en otros cálices supuestamente utilizados
por Jesucristo, unas referencias históricas importantes, una datación
arqueológica que lo aproxima a la época de Cristo, además es la pieza que
desde la Edad Media más interés despertó, siendo codiciada por reyes, cosa
que sin lugar a dudas no se da en otras piezas.
[...]
Existen algunas
referencias sobre la existencia de un Santo Cáliz conservado en Roma hacia el
siglo IV y en las que se indicaba que se trataba del de la Última Cena.
También hemos observado las disquisiciones de algunos historiadores que
buscaban justificar la posibilidad de que Cristo utilizara dos cálices, así
como que San Lorenzo -originario de la Península Ibérica- lo trajo a su
ciudad de nacimiento huyendo de las persecuciones y bajo la norma que
justificaba el traslado por la coincidencia del origen del santo con el país
al que volvía a esconder las reliquias. También hemos podido comprobar cómo
se han buscado pretextos para justificar la subida de la reliquia hasta el
monasterio de San Juan de la Peña, por la invasión musulmana del 711. Muchas
de estas afirmaciones se basan en el propio documento de 1399 en el que se
indica que era el Cáliz de Cristo entregado por el Papa Sixto a San Lorenzo.
[...] Puede que existiera una leyenda adscrita a la pieza en la que se
justificaba así su verdad como reliquia y que más bien la llegada directa al
monasterio se produjera mucho tiempo después bajo la supuesta leyenda de haber
sido traída a la Península por San Lorenzo.
[...]
Es imposible
encontrar documentos escritos de los primeros siglos de la Iglesia que avalen
reliquias, pero sí se puede analizar el interés de los reyes o las
autoridades religiosas por la pieza en épocas tempranas, como único testigo
de su credibilidad. Cartas de reyes en las que se refleje el interés del
monarca por localizar ese cáliz, grandes esfuerzos de reyes y autoridades
eclesiásticas, ya en la Edad Media, por hacerse con ella, etc.
[...]
EL SANTO CÁLIZ
EN LA ACTUALIDAD, SU CULTO
Con respecto al
culto que en la actualidad despierta el Santo Cáliz de la Última Cena que se
conserva en la Catedral de Valencia cabe destacar que para la conservación y
protección de la reliquia existen junto con la catedral dos instituciones, la
Hermandad y la Cofradía del Santo Cáliz.
La Real
Hermandad del Santo Cáliz, Cuerpo Colegiado de la Nobleza Titulada Valenciana,
se creó en el año 1918, en el que el arzobispo Salvador Barrera aprobó los
Estatutos.
Más tarde,
durante la Guerra Civil, el Santo Cáliz fue sacado antes del incendio de la
catedral por Elías Olmos, salvándolo de la destrucción y del saqueo, y
después de diversas vicisitudes se escondió en Carlet.
En 1939 fue
recogida la reliquia por el Servicio de Recuperación del Ejército y se
entregó de nuevo a la catedral.
Más tarde, en
1951, Marcelino Olaechea creó la Cofradía del Santo Cáliz, dotándola de los
correspondientes Estatutos en 1952 para la conservación y guarda de la
reliquia.
Desde entonces
estas dos instituciones se reúnen los jueves para tratar los temas referentes
a la reliquia y en el mes de noviembre se celebra su festividad.
El Santo Cáliz
no ha salido más ni en procesiones ni en fiestas especiales, sin embargo
gracias a la Cofradía y la Hermandad y a la Catedral de Valencia su culto
sigue estando hoy vivo.
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