EL CÁLIZ EN
ZARAGOZA
La
documentación escrita conocida que hace referencia directa al Santo Cáliz
empieza en 1399 con el pergamino 136 que se guarda en el Archivo de la Corona
de Aragón, de fecha 26 de septiembre de 1399.
Fue citado por
Escolano y Briz Martínez, Sanchis Sivera lo reprodujo y Oñate lo publicó por
primera vez en fotocopia y transcripción latina.
No hay
variación entre el texto de Sanchis Sivera y sus notas, aunque Ciretania es
Cerdana.
Es una carta en
la que el monarca Martín el Humano pedía la sagrada reliquia a los monjes de
San Juan de la Peña.
En compensación
el rey les dio un cáliz de oro, con su patena, adornado con esmaltes y de un
peso aproximado de 1298 gramos. Éste se describe en el documento con detalle,
el anterior no, suficientemente indicado con decir que era el de la sagrada
cena.
El cáliz de oro
que dio Martín desapareció en un incendio que sufrió San Juan de la Peña el
17 de noviembre de 1494.
***
En los años de
permanencia del Cáliz en el monasterio de San Juan suceden dos acontecimientos
relevantes.
Por una parte,
el nacimiento de las leyendas artúricas; por otro lado, los añadidos
decorativos a la pieza.
Es importante
destacar que la pieza adquiere un valor muchísimo mayor cuando se hacen
populares las leyendas artúricas, con lo que se reforzaría el valor
simbólico de un antiguo cáliz que se encontraba en el monasterio,
posiblemente considerado ya en ese momento como el de la Última Cena, pero no
como el Santo Grial. Este cambio conceptual debió suponer un revulsivo para su
aprecio, con lo que es probable que fuera entonces cuando despertara un mayor
interés.
Junto a ello hay
que anotar que la decoración añadida a la pieza original es de esa época, lo
que reafirmaría que es probablemente en el siglo XIV cuando la reliquia del
Santo Cáliz adquirió toda su fuerza, aunque su presencia en el monasterio
fuera previa.
***
Hasta la fecha
se ha especulado sobre el porqué de la petición de la reliquia por parte del
rey a los monjes. [...] La voluntad monárquica por poseer reliquias era más
estratégica que devocional. Y así lo vendrían a confirmar nuevos documentos
relacionados con este hecho.
Efectivamente,
se han encontrado algunos documentos previos al del 26 de septiembre de 1399,
en los que el rey solicita el Santo Cáliz.
Las fechas son
del mismo año 1399 pero previas al 26 de septiembre. Lo más interesante de
estos documentos es que reflejan un gran interés del monarca por poseer la
reliquia.
El primer
documento:
Lo Rey.- Sepades que sobre el
feyto del caliz de pedra del qual havemos estato otra vegada havemos informado
de mi intentio largament el reverent pare en Christ el arquebisbe de les
athenienses capella mio el qual enviamos alla per la dita raho porque vos
rogamos affectuossament de ceder al dito arquebisbe de todo aquello que vos
dira de ma part por el dito fecto assi como si nos vos la decision dada en
Çaragorça sous mon sello secto a XXIII dies de setembre de l ́any de Nostre
Senyor Jesuchrist MCCCXCVIIII.- Dirigit al capitolo de Johanes de la Penya.
El segundo
documento, muy similar al primero:
Lo Rey.- Prior Gabriel sobre el
cáliz de pedra del qual vos havemos estado otra vegada havemos informado de mi
intencion largament el reverend pare en Christ el arquebisbe de Athenas capella
mio el qual enviamos alla per la dita raho. Porque vos rogamos affectuossament
de ceder al dito arquebisbe de todo aquello que vos dira de ma part por el dito
feyto assi como si de nos fos la decission dada en Caragorça de mon sello
secto a XXIII dies de Setembbre de l ́any de nostre Senyor Jesuchrist
MCCCXCVIIII.- Dirigit paborde de Johanes de la Penya.
¿Por qué ese
interés repentino del monarca por poseer las reliquias? ¿Por qué quería
tener todas esas piezas en su capilla relicario?
Estos dos
documentos anteriores hacen referencia, siempre, a una petición previa del rey
a los monjes de San Juan de la Peña. Todo parece indicar, en principio, que
las peticiones del Rey están muy relacionadas con su coronocación como
monarca. El rey fue coronado en Zaragoza, en su Palacio Real, el 13 de abril de
1399, y, según las disposiciones de Pedro el Ceremonioso, esta coronación
debía hacerse junto a las más importantes reliquias de la Corona. Lo que
vemos es, por tanto, una voluntad monárquica claramente manifiesta de aparecer
justificado y realzado por las reliquias de la Iglesia, en un claro deseo de
sacralizar este acto.
No se trata,
pues, de una gran devoción del rey o de un supuesto fervor religioso -que no
dudamos podría tener- sino de un interés estratégico en el afianzamiento de
su regencia como la designada por Dios para llevar el cristianismo a todo su
pueblo, frente al todavía latente poder musulmán de la península y su
influencia en grandes capas de la población.
Aunque la
coronación es previa a la llegada de la reliquia a su poder, las peticiones
anteriores y la referencia a una carta primera que, sin embargo, no ha
aparecido, no puede hacernos obviar que el interés del rey por poseer el Cáliz
estaba estrechamente relacionado con su deseo de presentarse con las reliquias
más importantes de la Corona junto a él.
El rey obtiene
la reliquia, pero no de manera gratuita. A cambio entrega a los monjes una
valiosa copa de oro. [...] No podemos dejar de pensar que junto al valor
material canjeado, hubo también intercambios y presiones monárquicas para
hacerse con la pieza principal de la colección de reliquias de un monasterio
que había ido a menos desde sus años de esplendor durante el siglo XIII,
siendo notable su penuria económica a inicios del XV. Al mismo tiempo, es
importante destacar que en el acta de entrega de la reliquia a Martín el
Humano por los monjes de San Juan de la Peña, el Cáliz es descrito como calicem lapideum, lo que viene a
demostrar que su apariencia era muy similar a la que conocemos hoy en día.
***
Hasta la fecha
nada se sabía de lo sucedido con el Cáliz entre 1399 y 1410, año en que se
situaba en Barcelona.
Sin embargo, en
un documento datado en 1408 sobre las reliquias que se econtraban en esos
momentos en la Capilla Real de Barcelona, conocida como de Santa Águeda, no
aparece citado el Cáliz, y, por los documentos que hacen referencia a la
actividad real, podemos concluir que efectivamente el Cáliz estuvo en
Zaragoza, en la capilla que el rey tenía en la Aljafería, entre 1399 y 1409,
año en que con toda probabilidad fue transportado a Barcelona. Sin embargo, no
se ha encontrado documento que certifique el traslado de la pieza mediante
pago, con lo que se podría deducir que la pieza fue llevada a Barcelona por el
séquito del propio rey.
Al año 1410
moría el rey, dejando un vacío de gobierno que no se resolvió hasta dos
años más tarde con el compromiso de Caspe y la designación de Fernando de
Antequera como nuevo regente.
En un inventario
realizado a su muerte se cita el Santo Cáliz, junto a otras importantes
reliquias, en la Capilla de Santa Águeda de Barcelona, con lo que se certifica
la ausencia de importantes piezas en la sede de Zaragoza.
En este
inventario el Cáliz ya es descrito como:
Item.I. calix de vincle e
calcedonea lo qual segons se diu fo aquell ab que Jhesu Christ consegra la sua
Sancta e preciosa sanch lo dijous sant de la Cena encastat en aur ab dites
nances e cano d aur e lo peu del qual ha dos grenats e dos meracdes e XXVIII.
perles conservat en .I. stoix de cuyr quasi blanch empremtat e lavorat de si
mateix.
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