AGUSTÍN SALES I ALCALÁ:
Dissertacion
histórica, critica, i expositiva, del Sagrado Cáliz en que Christo Señor
Nuestro consagró en la noche de la Cena, el qual se venera en la Santa
Metropolitana Iglesia de Valencia.
Año 1736
Sales destaca
tres cenas realizadas por Jesús la víspera de su Pasión y Muerte. Asegura
que todos los cálices que usó Cristo en la cena se pueden llamar cálices del
Señor y ésta sería la razón por la que pueden existir varios repartidos por
el mundo. Hubo tres cenas: la del cordero pascual, la común que todos usamos y
la Eucarística. En el segundo capítulo hace una amplia disertación
describiendo cómo los griegos, egipcios, romanos y hebreos ricos usaban en sus
convites y cenas los cálices preciosos, justificando así la utilización de
una piedra preciosa cuando Cristo profesaba la pobreza. El dueño de la casa
donde se celebró la Última Cena era rico y era costumbre usar piedras
preciosas, y cuenta la historia y tradición de materiales, cálices, etc. En
el cuarto capítulo analiza con detenimiento quién fue el padre de familia.
Más tarde demuestra la falsedad de la relación entre el dueño de la casa
donde se realizó la Última Cena y Cristo. En el capítulo sexto, con respecto
a los diferentes cálices que existen de la Última Cena, el autor critica y
describe duramente lo que él considera fue la equivocación de Calvino y los
suyos. El autor se convence de que no consagró Cristo en algunos de los seis
cálices preciosos que se guardan en Francia, Italia y Flandes. Finalmente
concluye asegurando que el Cáliz de piedra ágata que se venera en Valencia es
el auténtico en el que Cristo consagró en la noche de la Cena. Sales afirma
rotundamente la autenticidad del Cáliz pese a los comentarios del Venerable
Beda y su sucesor Baronio que están en contra. Dice que es el Cáliz de piedra
ágata cornerina oriental y con este nombre aparece en el inventario de
reliquias de la catedral que se mandó hacer en 1660. También asegura que
Alfonso el Magnánimo entregó el cáliz el 18 de marzo de 1437 y que está
custodiado en el archivo de la catedral el documento de entrega. En cuanto al
material del que está hecho, discute las tesis de Pedro Antonio Beuter y está
de acuerdo con Gaspar Escolano. Critica la afirmación de Beuter que dice que
es de calcedonia cuando en los documentos se menciona que es de ágata
cornerina.
Agustín Sales
defiende la tesis de que el Cáliz de la Catedral de Valencia es el mismo que
San Lorenzo envió a Aragón cuando repartió los tesoros de la Iglesia, y que
en la pérdida de España fue depositado y guardado en el monasterio de San
Juan de la Peña en las montañas de Jaca. Sales afirma que esta tesis la
justificaría simplemente la tradición universal conservada en “Huesca, San
Juan de la Peña y todo el reino de Aragón y su corona, como consta en el
archivo del monasterio”.
[Este documento
de 1399, que es en el que Sales se basa, ya estaba en esta época en el Archivo
de la Corona de Aragón].
En la polémica
de la patria de San Lorenzo, de la que dependía si el cáliz estuvo primero en
Valencia o en Huesca, se apoya en la tradición de Diago y Joseph Dormer y en
el padre Jerónimo Escuela, religioso franciscano, y en Briz Martínez, Juan de
Mariana y Baronio, para decir que San Lorenzo manda a Huesca el Cáliz. Sales,
con respecto a la carta que envió San Lorenzo junto con el Cáliz, afirma que,
aunque hoy no existe, no se puede poner en duda, pues en la carta de 1399 del
rey Martín se hace referencia a ella. También trata el tema de la
equivocación que aparece en el documento de 1399, que dice que San Lorenzo
manda el Cáliz y la carta a San Juan de la Peña. Justifica este error
asegurando que era culpa de una equivocación del notario.
Además Agustín
Sales hace mención al documento nunca encontrado del 14 de Diciembre de 1134.
Finalmente llega
a la conclusión de que el Cáliz entró en la catedral en 1424 (confundiendo
esta entrada con la de las reliquias de San Luis). También destaca el texto de
M. S. Latino, quien aseguraba que el capellán mayor del rey Alfonso V tenía
en depósito entre otras la reliquia del Cáliz y que por haber muerto éste en
1437 se depositaron en poder del muy ilustre cabildo de Valencia.
[...]
Las reliquias
vendrían de Roma a San Juan de la Peña, a la Aljafería de Zaragoza y de
aquí directamente a Valencia en 1424, y en 1437 se hizo la donación
definitiva.
A Sales le han
seguido a lo largo de la historia otros investigadores como Juan Bautista
Ballester, Solórzano, Fernando Camargo, Juan Tamayo de Salazar, Marcos de
Salmerón. Sin embargo, ya en su época fue muy criticada la obra de Sales por
el ilustrado Gregorio Mayans.
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