FRAY FRANCESC DIAGO:
Annales
del Reyno de Valencia.
En 1613
apareció una referencia en la obra de Fray Francisco Diago.
En su análisis
del recorrido de la reliquia del Santo Cáliz, Diago asegura que cuando, por
orden del emperador Valeriano, el Papa Sixto iba a ser martirizado, mandó a
San Lorenzo repartir los tesoros de la iglesia entre los pobres. En el tesoro
se encontraba el Santo Cáliz de la Última Cena, que decidió enviar a
Valencia. El autor llega incluso a reproducir el diálogo que mantuvieron San
Sixto y San Lorenzo: “Adonde vas, padre, sin tu hijo...”, “... reparte en tres
días los tesoros entre los pobres...”, “... y procuró entonces poner en cobro
los relicarios que había de importancia, enviando a las diferentes partes,
para que estando fuera de aquella ciudad...”. Diago asegura que dentro de las
reliquias repartidas estaba el Cáliz de la Última Cena que está en la
Catedral de Valencia.
El autor afirma
que San Lorenzo repartió las reliquias y que la del Santo Cáliz, por ser la
más importante, la envió a España. Esta afirmación la realiza basándose en
el hecho de que en el documento de 1399 consta que San Lorenzo mandó el cáliz
a su patria. Sin embargo, Diago va más allá y asegura que San Lorenzo era de
Valencia y que por esta razón envía el Santo Cáliz primero a esta ciudad
antes de ir a Huesca. Es la primera vez que se da esta versión. Además Diago
afirma que el cáliz llegó a esta ciudad desde Roma directamente para después
enviarlo a San Juan de la Peña. Diago asegura que el Santo Cáliz fue a San
Juan de la Peña y que estuvo allí hasta que Martín el Humano lo pidió para
su capilla de las reliquias en Barcelona en 1399. El autor asegura, ya
basándose en documentación, que se le entregó la reliquia en la Aljafería
de Zaragoza el 27 de septiembre de 1399. Al mismo tiempo afirma que este año
es el que aparece en la escritura y no el de 1499 (que había afirmado Beuter
en su obra).
Diago finaliza
su investigación sobre el recorrido de la reliquia destacando la entrada del
Santo Cáliz en Valencia el 18 de marzo de 1437 de mano del rey Juan de
Navarra, gobernador general y hermano de Alfonso el Magnánimo, y no de Martín
el Humano como creen muchos. Esta afirmación la realiza porque su antecesor
Escolano asegura que el cáliz lo entregó el rey Martín a la Catedral de
Valencia y que ya nunca se movió de este lugar.
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