domingo, 11 de mayo de 2014

El Santo Cáliz de Valencia. Catalina Martín Lloris





PERE ANTONI BEUTER:
Crónica de la primera parte de la historia de Valencia


La primera obra escrita que versa sobre el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia data de 1551 y es de Pere Antoni Beuter, quien en fecha temprana ya nos habla de la reliquia en Valencia.

La obra de Beuter es la primera en la que aparece una referencia al Santo Cáliz de la catedral. Es un texto del siglo XVI, por lo que la información que aparece es de gran interés.

La obra comienza tratando el espinoso tema de los distintos cálices de la Cena y la autenticidad que merecen cada uno de ellos.
Son muy interesantes las referencias al Catino de Génova. Beuter afirma que el rey Alfonso VII ofreció a los genoveses que le ayudaron en la conquista de la Península parte del botín y que éstos se quedaron un plato grande de esmeralda en el que se creía que Cristo había tomado el cordero de la Última Cena. La obra de Beuter narra así cómo ocurrió la historia: Quedó la tierra en el señorío del rey de Castilla, y del despojo puso el conde un plato grande de esmeralda, como plato de fuentes de una pieza, que fue hallada en el despojo, de una parte, y todo el restante aparte del dicho despojo, y dio a los genoveses que por mar combatieran la ciudad, que escogiesen lo que quisiesen de las dos cosas, y ellos tomaron el plato, por no engañarse. De modo que ésta sería la reliquia que se conserva en Génova y que es, según dicen escritores auténticos, el plato santo en que Cristo comió el cordero en la Pascua de la Cena.

Al mismo tiempo este investigador afirma que la Cena se llevó a cabo en la casa del discípulo de Cristo llamado Chusa, que era procurador y gobernador del rey Herodes, de modo que justificaría el hecho de que Cristo utilizase una vajilla tan rica. Además Beuter asegura que, según la leyenda, Chusa era un hombre muy rico casado con una mujer que era también discípula del Señor y que de todo esto hace mención el Evangelio de San Lucas.

Finalmente, afirma rotundamente que Jesucristo consagró su sangre en el Cáliz de calcedonia que hay en la sacristía de la Catedral de Valencia entre las reliquias de los reyes de Aragón.
Beuter cuenta que el plato vino a España con los godos en el momento en el que España estaba ocupada por los árabes.

Por lo tanto, ya en fecha temprana Beuter afirma que los genoveses poseen el plato donde se tomó el cordero pascual en la Última Cena y que en la Catedral de Valencia se conserva el Cáliz donde se bebió el vino.
Beuter zanja así la polémica sobre los distintos cálices que ya existía en el siglo XVI. Esta es la única información que nos da el autor sobre el Santo Cáliz. No aporta demasiadas fechas ni datos exactos, simplemente habla de esta polémica. Sí que se equivoca al dar la fecha de 1499, como la entrega del cáliz por los monjes de San Juan de la Peña a Martín el Humano, en lugar de 1399, seguramente por un error no intencionado, pese a que Diago se lo recrimine más tarde en su obra. Sin embargo es muy importante que en una obra tan temprana como es la de Beuter aparezcan ya datos sobre el Santo Cáliz de la catedral y más aún comprobar que ya en el siglo XVI era motivo de disputa el Santo Cáliz frente a otros cálices.

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