PERE ANTONI
BEUTER:
Crónica de la primera parte de la historia de Valencia
La primera obra
escrita que versa sobre el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia data de 1551
y es de Pere Antoni Beuter, quien en fecha temprana ya nos habla de la reliquia
en Valencia.
La obra de
Beuter es la primera en la que aparece una referencia al Santo Cáliz de la
catedral. Es un texto del siglo XVI, por lo que la información que aparece es
de gran interés.
La obra comienza
tratando el espinoso tema de los distintos cálices de la Cena y la
autenticidad que merecen cada uno de ellos.
Son muy
interesantes las referencias al Catino de Génova. Beuter afirma que el rey
Alfonso VII ofreció a los genoveses que le ayudaron en la conquista de la
Península parte del botín y que éstos se quedaron un plato grande de
esmeralda en el que se creía que Cristo había tomado el cordero de la Última
Cena. La obra de Beuter narra así cómo ocurrió la historia: Quedó la tierra
en el señorío del rey de Castilla, y del despojo puso el conde un plato
grande de esmeralda, como plato de fuentes de una pieza, que fue hallada en el
despojo, de una parte, y todo el restante aparte del dicho despojo, y dio a los
genoveses que por mar combatieran la ciudad, que escogiesen lo que quisiesen de
las dos cosas, y ellos tomaron el plato, por no engañarse. De modo que ésta
sería la reliquia que se conserva en Génova y que es, según dicen escritores
auténticos, el plato santo en que Cristo comió el cordero en la Pascua de la
Cena.
Al mismo tiempo
este investigador afirma que la Cena se llevó a cabo en la casa del discípulo
de Cristo llamado Chusa, que era procurador y gobernador del rey Herodes, de
modo que justificaría el hecho de que Cristo utilizase una vajilla tan rica.
Además Beuter asegura que, según la leyenda, Chusa era un hombre muy rico
casado con una mujer que era también discípula del Señor y que de todo esto
hace mención el Evangelio de San Lucas.
Finalmente,
afirma rotundamente que Jesucristo consagró su sangre en el Cáliz de
calcedonia que hay en la sacristía de la Catedral de Valencia entre las
reliquias de los reyes de Aragón.
Beuter cuenta
que el plato vino a España con los godos en el momento en el que España
estaba ocupada por los árabes.
Por lo tanto, ya
en fecha temprana Beuter afirma que los genoveses poseen el plato donde se
tomó el cordero pascual en la Última Cena y que en la Catedral de Valencia se
conserva el Cáliz donde se bebió el vino.
Beuter zanja
así la polémica sobre los distintos cálices que ya existía en el siglo XVI.
Esta es la única información que nos da el autor sobre el Santo Cáliz. No
aporta demasiadas fechas ni datos exactos, simplemente habla de esta polémica.
Sí que se equivoca al dar la fecha de 1499, como la entrega del cáliz por los
monjes de San Juan de la Peña a Martín el Humano, en lugar de 1399,
seguramente por un error no intencionado, pese a que Diago se lo recrimine más
tarde en su obra. Sin embargo es muy importante que en una obra tan temprana
como es la de Beuter aparezcan ya datos sobre el Santo Cáliz de la catedral y
más aún comprobar que ya en el siglo XVI era motivo de disputa el Santo
Cáliz frente a otros cálices.
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