EL CÁLIZ EN
VALENCIA
En 1424 Alfonso
el Magnánimo comienza a manifestar su intención de trasladarse junto con sus
reliquias a Valencia. Este traslado, planificado y organizado con tiempo
-según revela la documentación- determinó la llegada del Santo Cáliz a la
ciudad de Valencia en el año 1432, tras haber pasado diez años en Barcelona.
En 1424 el
monarca encarga dos cajas para guardar las reliquias. Mientras tanto, se están
realizando obras en el palacio real de Valencia.
En 1425 se
concluye la escalera para acceder a la capilla de Santa Catalina, lugar que
albergará las reliquias dentro del palacio real de Valencia. Esta capilla no
se ha podido identificar dentro de la aquitectura del palacio. Su ubicación
exacta y su tipología se desconoce, pero se sabe de su existencia y de su
finalidad para albergar las reliquias.
El 6 de abril de
1432 se produce el traslado definitivo de las piezas a Valencia. En el
documento que hace referencia a dicho traslado se habla de que fue necesario
utilizar 6 cargas para trasportar las reliquias, lo cual indica que se trataba
de la colección completa, una colección de gran volumen.
Se puede
asegurar, por tanto, que, independientemente de si Margarita de Prades llevó
consigo la reliquia a Valencia en 1410 ó 1412, el Santo Cáliz estaba en la
ciudad desde 1432 y no desde 1437, como se creía hasta ahora.
La fecha de 1437
dada hasta este momento venía marcada por la entrega de la reliquia a la
catedral por parte del rey.
De hecho, se
trató de un depósito, que respondía a los intereses políticos y
estratégicos del monarca, quien necesitaba sufragar su política
expansionista.
El depósito,
como prenda de un préstamo, produjo una larga polémica entre el cabildo y el
ayuntamiento por la titularidad de las piezas.
Desde entonces
el Santo Cáliz se conserva en la catedral, puesto que la monarquía ya no
reclamó más la pieza ni afrontó la deuda contraída por Alfonso el
Magnánimo, con lo que la fianza quedó en posesión de la catedral hasta la
fecha.
Se puede
considerar que la catedral valenciana alberga en la actualidad la principal
colección de reliquias de la monarquía de la Corona de Aragón, reliquias de
alto valor económico, simbólico y político, que jugaron un papel clave en la
coronación de los reyes, en la reafirmación del cristianismo frente al poder
musulmán, en definitiva en el desarrollo de la historia de la Corona de
Aragón. Piezas todas ellas que despertaron un gran interés fervoroso y que
fueron utilizadas como herramientas clave en la promoción y asentamiento de la
monarquía.
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