EL SANTO CÁLIZ
DE LA CATEDRAL DE VALENCIA
El primer
documento que hace referencia directa al Santo Cáliz es el acta de donación
de los monjes de San Juan de la Peña al rey Martín el Humano en el año 1399.
También hay
informes que aseguran la presencia de la reliquia en el monasterio desde
principios del siglo XII.
Sin embargo, su
llegada a San Juan de la Peña debió de producirse en la segunda mitad del
siglo IX, recién fundado el monasterio.
[...]
En el acta de
entrega, los monjes de San Juan de la Peña, para certificar y justificar la
llegada de la reliquia, garantizaban que había sido entregada por el Papa
Sixto II a mediados del siglo III a San Lorenzo y que el santo la había
enviado a España porque era su lugar de nacimiento. Asimismo, para ratificar
sus afirmaciones aseguraban que a la reliquia le acompañaba una carta escrita
por el santo en la que se declaraba que era el mismo cáliz que se había
utilizado en la Última Cena. Gracias a estos argumentos los monjes de San Juan
de la Peña defendían la autenticidad de la reliquia y, al mismo tiempo, se
permitía su traslado a la Corona de Aragón.
Al interés
religioso que tenía la reliquia del Santo Cáliz de la Última Cena se unió,
ya en la Edad Media, la curiosidad que se despertó en torno al santo grial de
las leyendas artúricas.
El origen de las
aventuras del grial se encuentra en la novela inacabada del siglo XII, Cuento del Grial, de Chrétien de
Troyes, que dio lugar al género literario de las novelas de caballería que
gozaron de gran éxito en Europa en esos años. La obra trataba de un joven que
debía superar una serie de obstáculos hasta conseguir un objeto con poderes
mágicos, el grial. Sin embargo en 1191 el escritor murió dejando la novela
inacabada. Pese a estar incompleta, el tema gozó de gran éxito entre la
población, debido a que el período por el que estaba atravesando Europa
entonces era crítico, caracterizado fundamentalmente por continuas guerras y
cruzadas. Al mismo tiempo, este ambiente conectaba a la perfección con el
ideal de las novelas de caballería que se hicieron tan populares. De este
modo, a partir de la novela de Chrétien numerosos escritores dieron fin al
relato, convirtiéndolo en leyenda y dando cada uno de ellos un significado
distinto al original. De entre los distintos sucesores, en 1190, Robert de
Boron escribió el Roman de l’Estoire dou
Graal, donde relacionó los orígenes del grial con los del Santo Cáliz de
la Última Cena, cristianizando de este modo la gesta.
Durante estos
años la reliquia del Santo Cáliz estaba escondida en el monasterio de San
Juan de la Peña. La clandestinidad de la reliquia despertó un gran interés
entre los peregrinos, que la relacionaron con las distintas narraciones
artúricas medievales que gozaban entonces de tanto éxito en el Norte de la
Península. De este modo, al interés religioso por la reliquia se unió la
curiosidad por saber si se trataba del grial, y el Santo Cáliz de la Catedral
de Valencia se convirtió en una de las joyas más valiosas de los tesoros
reales y catedralicios.
[...]
Si nos guiamos
por la documentación encontrada en los archivos, ésta es una de las reliquias
que aparecen con más asiduidad, debido, principalmente, a que era, de las
reliquias de Cristo, la más solicitada y por tanto la más interesante para
los distintos monarcas. Aunque la consiguió Martín el Humano, fueron muchos
los reyes que, con anterioridad la solicitaron.
Por lo tanto, la
documentación, los acontecimientos históricos, e incluso legendarios, que se
desarrollaron en esos momentos, nos ofrecen garantías de la venida de la
reliquia a la Corona de Aragón en fecha temprana, además de aportar datos
precisos de sus antecedentes y apoyar la hipótesis de la llegada de reliquias
desde Roma a la Península. Estos datos, analizados con objetividad, convierten
a las diferentes versiones del Santo Cáliz y la veracidad de cada una de ellas
en un hecho probable, ya que cada una de las fuentes se apoya entre sí.
No hay comentarios:
Publicar un comentario