viernes, 9 de mayo de 2014

El Santo Cáliz de Valencia. Catalina Martín Lloris





EL SANTO CÁLIZ DE LA CATEDRAL DE VALENCIA

El primer documento que hace referencia directa al Santo Cáliz es el acta de donación de los monjes de San Juan de la Peña al rey Martín el Humano en el año 1399.
También hay informes que aseguran la presencia de la reliquia en el monasterio desde principios del siglo XII.
Sin embargo, su llegada a San Juan de la Peña debió de producirse en la segunda mitad del siglo IX, recién fundado el monasterio.
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En el acta de entrega, los monjes de San Juan de la Peña, para certificar y justificar la llegada de la reliquia, garantizaban que había sido entregada por el Papa Sixto II a mediados del siglo III a San Lorenzo y que el santo la había enviado a España porque era su lugar de nacimiento. Asimismo, para ratificar sus afirmaciones aseguraban que a la reliquia le acompañaba una carta escrita por el santo en la que se declaraba que era el mismo cáliz que se había utilizado en la Última Cena. Gracias a estos argumentos los monjes de San Juan de la Peña defendían la autenticidad de la reliquia y, al mismo tiempo, se permitía su traslado a la Corona de Aragón.


Al interés religioso que tenía la reliquia del Santo Cáliz de la Última Cena se unió, ya en la Edad Media, la curiosidad que se despertó en torno al santo grial de las leyendas artúricas.
El origen de las aventuras del grial se encuentra en la novela inacabada del siglo XII, Cuento del Grial, de Chrétien de Troyes, que dio lugar al género literario de las novelas de caballería que gozaron de gran éxito en Europa en esos años. La obra trataba de un joven que debía superar una serie de obstáculos hasta conseguir un objeto con poderes mágicos, el grial. Sin embargo en 1191 el escritor murió dejando la novela inacabada. Pese a estar incompleta, el tema gozó de gran éxito entre la población, debido a que el período por el que estaba atravesando Europa entonces era crítico, caracterizado fundamentalmente por continuas guerras y cruzadas. Al mismo tiempo, este ambiente conectaba a la perfección con el ideal de las novelas de caballería que se hicieron tan populares. De este modo, a partir de la novela de Chrétien numerosos escritores dieron fin al relato, convirtiéndolo en leyenda y dando cada uno de ellos un significado distinto al original. De entre los distintos sucesores, en 1190, Robert de Boron escribió el Roman de l’Estoire dou Graal, donde relacionó los orígenes del grial con los del Santo Cáliz de la Última Cena, cristianizando de este modo la gesta.


Durante estos años la reliquia del Santo Cáliz estaba escondida en el monasterio de San Juan de la Peña. La clandestinidad de la reliquia despertó un gran interés entre los peregrinos, que la relacionaron con las distintas narraciones artúricas medievales que gozaban entonces de tanto éxito en el Norte de la Península. De este modo, al interés religioso por la reliquia se unió la curiosidad por saber si se trataba del grial, y el Santo Cáliz de la Catedral de Valencia se convirtió en una de las joyas más valiosas de los tesoros reales y catedralicios.
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Si nos guiamos por la documentación encontrada en los archivos, ésta es una de las reliquias que aparecen con más asiduidad, debido, principalmente, a que era, de las reliquias de Cristo, la más solicitada y por tanto la más interesante para los distintos monarcas. Aunque la consiguió Martín el Humano, fueron muchos los reyes que, con anterioridad la solicitaron.
Por lo tanto, la documentación, los acontecimientos históricos, e incluso legendarios, que se desarrollaron en esos momentos, nos ofrecen garantías de la venida de la reliquia a la Corona de Aragón en fecha temprana, además de aportar datos precisos de sus antecedentes y apoyar la hipótesis de la llegada de reliquias desde Roma a la Península. Estos datos, analizados con objetividad, convierten a las diferentes versiones del Santo Cáliz y la veracidad de cada una de ellas en un hecho probable, ya que cada una de las fuentes se apoya entre sí.

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