Janice Bennett,
autora de St. Laurence and the Holy Grail
“El Santo Grial,
la legendaria copa de la Última Cena”
Entrevista
realizada por Josep de Santantoni
Zenit, 21
octubre de 2012
La historia del
Santo Grial ha inspirado numerosos libros de ficción e imaginación, incluyendo
películas muy populares. La verdad sobre la actual ubicación de este cáliz es
menos clara. Una investigadora, Janice Bennett, autora del libro publicado en
Estados Unidos St. Laurence and the Holy
Grail, cree que la historia del cáliz se puede seguir desde el viaje de San
Pedro a Roma hasta que finalmente quedó custodiado en España.
Bennett posee un
master en Literatura española por la Universidad de Colorado y un certificado
de «Advanced Bible Studies» de la Escuela Católica Bíblica de Denver. Es
miembro del centro español de Sindonología, con sede en Valencia, España.
Ha compartido
con Zenit sus razones para creer que el Santo Cáliz que se venera en Valencia
es la copa usada por Jesús en la Última Cena.
–¿Qué es
exactamente el Santo Grial? ¿Cómo responde usted a quienes dicen que es sólo
una leyenda?
–Bennett: Para
los cristianos, el Santo Grial es y siempre ha sido la copa usada por Jesús
para consagrar el vino en la Última Cena, el auténtico receptáculo de la sangre
de Cristo en el apenas instituido sacramento de la Eucaristía.
La gente de todo
los tiempos se ha quedado un poco perpleja de que esta preciosa reliquia haya
originado un importante número de historias fantásticas sobre guerreros, monjes
y reyes que se embarcaban en su búsqueda.
Esto ha sido así
no sólo para la gente medieval sino para personas de hoy, dada la actual
popularidad de las leyendas sobre el Santo Grial y películas tales como
«Indiana Jones y la Última Cruzada», en la que Indiana Jones descubre un gran
número de posibles griales en la inverosímil ubicación de Petra, Jordania.
Lamentablemente,
el grial que Indiana dice que es auténtico es el menos probable, históricamente
hablando, porque está hecho de madera, un material poroso que estaba prohibido
en la celebración de la Pascua judía.
Es innegable que
Jesús utilizó una copa para la consagración y que esta copa es un objeto
histórico, no un mito. Quizá a causa del misterio y fantasía que han rodeado a
esta reliquia por excelencia, algunos investigadores actuales han creado un
escenario por el que el Santo Grial podría estar relacionado con temas que van
desde la Sábana Santa de Turín hasta María Magdalena.
Otros definen el
Grial simplemente como un interrogante personal o una exploración del ser, o lo
relacionan con toda suerte de antiguas leyendas y ritos de la fertilidad,
conduciendo a una gran confusión como la que tenemos actualmente.
–¿Por qué llegó
a investigar sobre su existencia y paradero?
–Bennett: Mi
marido y yo visitamos la Capilla del Santo Grial en la catedral de Valencia a
principios de los años noventa. Pensé que era muy extraño que dijeran tener la
copa usada por Jesús en la Última Cena, porque nunca oí nada parecido en los
Estados Unidos.
La única
información disponible era un pequeño folleto, no muy bien traducido al inglés,
que mencionaba al Papa Sixto II confiando la copa a San Lorenzo en el año 258
después de Cristo, y que San Lorenzo la envió a España en manos de un soldado
español. También ofrecía una breve historia de la reliquia en España.
Años más tarde,
cuando investigaba sobre reliquias en la Biblioteca Nacional de Madrid, recordé
aquel folleto. Busqué información sobre San Lorenzo y encontré una traducción
muy interesante de un documento que se dice escrito por san Donato, en el siglo
VI, que no sólo contiene una biografía de los primeros años de San Lorenzo sino
que confirma que este traslado tuvo lugar.
Al mismo tiempo,
encontré un librito, escrito por el sacerdote responsable de cuidar la
reliquia, a principios de la guerra civil española de 1936.
Cuando examiné
las fotos de donde había sido escondida durante el conflicto –dentro de los
cojines de un sofá, en el compartimento secreto de un armario y tras una pared
de piedra–, me quedé verdaderamente sorprendida de las dificultades que la
reliquia ha sufrido a través de los siglos.
Inmediatamente
me di cuenta de que tenía que investigar la historia de esta copa en
profundidad. El Santo Cáliz de Valencia no sólo reivindica su autenticidad sino
que tiene detrás una larga tradición y una historia fascinante que apoya
completamente esta afirmación.
–¿Qué se piensa
que sucedió al Santo Grial inmediatamente después de la Última Cena?
–Bennett: Muchos
estudiosos creen que el Cenáculo –la habitación en la que tuvo lugar la Última
Cena– y el Santo Cáliz eran propiedad de la familia de san Marcos, el
evangelista, que hizo de intérprete de san Pedro en Roma.
San Marcos y san
Pedro vivían en relación estrecha y parece tener sentido que san Marcos diera
la Santa Copa a san Pedro, por la simple razón de que era muy importante para
los primeros cristianos usar reliquias en la liturgia, y Pedro era la cabeza de
la Iglesia.
La tradición
española afirma que san Pedro se llevó el Santo Cáliz consigo a Roma, donde lo
pasó a sus sucesores hasta la persecución de Valeriano, en el año 258.
Debido al grave
peligro de que la preciosa reliquia cayera en manos de los romanos, san Sixto
II, sabiendo que pronto sería martirizado, confió la copa a su tesorero y
diácono, san Lorenzo. Éste a su vez la dio a un soldado español pidiéndole que
la llevara a Huesca, España, donde sabía que su familia se haría cargo de ella.
Esta antiquísima
tradición se apoya en muchos factores: el canon romano de la Misa, varios
documentos y la presencia histórica del Santo Cáliz en España.
–¿Cuál es su
teoría sobre la historia del Santo Grial y la actual ubicación?
–Bennett: Mucha
gente cree que hay cientos de posibilidades sobre el auténtico Santo Grial,
según el viejo dicho de que si se reunieran todos los pedazos de la Verdadera
Cruz repartidos por el mundo, habría madera suficiente para una docena de
cruces. No es éste el caso.
Es verdad que en
el siglo XVI había unas 20 copas que reivindicaban el honor de ser la auténtica
usada por Jesús en la Última Cena. Pero hoy ninguna de ellas es considerada
auténtica, con la excepción del Santo Cáliz de Valencia y la copa de plata de
Antioquía.
La copa de plata
de Antioquía tiene una capacidad de dos litros y es demasiado grande para poder
pasar de mano en mano, en torno a la mesa de la Última Cena durante la comunión
eucarística. Lo interesante, sin embargo, es el hecho de que san Jerónimo
mencionara que había dos copas sobre la mesa de la Última Cena, una copa de
plata que contenía el vino para la cena, y una de piedra que fue usada para la
institución de la Eucaristía.
Sólo el Santo
Cáliz de Valencia, con la parte superior de piedra de ágata, responde a la
descripción de san Jerónimo acerca de la copa usada por Cristo en la consagración.
Cuando se examina su tradición e historia en detalle, es completamente evidente
que todo concuerda. No creo que alguien pueda desautorizar la teoría de que el
Santo Grial es en efecto el Santo Cáliz de Valencia, España.
–¿Qué fábulas
modernas equivocadas han detectado los modernos estudiosos sobre el Santo Grial
y sobre quienes estuvieron implicados en su traslado?
–Bennett: Cuando
hablamos del Santo Cáliz de Valencia, uno de los problemas ha sido una laguna
de información sustancial y sobre los hechos que van más allá de la tradición
de san Lorenzo, y otra ha sido la afirmación errónea de que hay muchos griales
que reclaman ser el que el Papa Sixto II dio a san Lorenzo.
Los hechos a
menudo se mezclan con afirmaciones falsas y material legendario, de tal manera
que hacen dudar sobre la posibilidad de llegar a saber la verdad.
Un serio rival
de la tradición de san Lorenzo, al menos en la opinión popular, es la leyenda
de que José de Arimatea llevó el Santo Grial a Inglaterra.
Está basada en
el poema «Joseph of Arimathea», del poeta Robert de Boron, que confirma la
leyenda apócrifa de Nicodemo, añadiendo que José de Arimatea llevó el Grial a
Glastonbury, para unir la cristiandad a los huesos del legendario Arturo que se
suponía habían sido enterrados allí.
Narra que José
de Arimatea recogió la sangre de Cristo en una vasija que fue usada como
bandeja para el pan y el cordero pascual en la Última Cena, y luego la entregó
al dios celta Bron que la llevó a Occidente como un talismán de inmortalidad.
No es difícil
comprender que esta leyenda no se basa en nada jamás probado y el grial en este
caso no es una copa histórica, sino más bien una bandeja que no existió en
realidad. Nos encontramos ante un ejemplo perfecto de mezcla de fantasía y
realidad, literatura y leyenda que permite muchas discusiones sobre el Santo
Grial.
–¿Por qué el
Santo Grial debería interesar a los cristianos en la actualidad?
Bennett: El
Santo Grial debería interesar a los cristianos de hoy por la misma razón de que
siempre ha sido venerado, a través de los siglos, como la copa usada por Cristo
para instituir la Eucaristía.
Es muy apropiado
que este último «descubrimiento» sobre el Santo Grial coincida con el Año de la
Eucaristía, que fue proclamado por el Papa Juan Pablo II en la fiesta de Corpus
Christi en junio y empezó en octubre.
La historia del
Santo Cáliz de Valencia es un hermoso recuerdo de la importancia de este
sacramento en la vida de la Iglesia, tan evidente en el cuidado por conservar a
través de los siglos la vasija usada por Cristo en la institución de la
Eucaristía.
La historia
inicia con san Pedro, primera cabeza de la Iglesia, que llevó la copa sagrada a
Roma para usarla en la liturgia de la Misa. Sigue con los santos Sixto y
Lorenzo, ambos martirizados por rehusar entregarlo a los romanos.
La Iglesia en
España protegió la vasija de la invasión musulmana en el siglo VIII y años más
tarde vemos el mismo respeto y heroico valor en quienes salvaron la copa de la
destrucción durante la Guerra de Independencia y la Guerra Civil españolas.
Gracias a su
deseo personal, en 1982 el Santo Padre fue el primer Papa en celebrar la Misa
con la reliquia desde san Sixto II en el siglo III.
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