LEÓN NOTICIAS
MIGUEL ÁNGEL
NEPOMUCENO
2 de Octubre de
2014
Un Grial entre fariseos, mercaderes y
fabuladores
[...]
Ese afán por
detentar, poseer y proclamar sin base científica alguna, a los cuatro vientos,
que el santo cáliz estaba en León desde hacía 1000 años y que el de
Valencia era otro cáliz, tal vez el de San Pedro, ha tenido su rápida
refutación nada menos que por la voz del Santo Padre que acaba de un plumazo y
de una vez por todas con lo que son las verdades sin contrastar, sin base
científica alguna, sin un congreso de especialistas que lo avalara y sin más
pruebas que dos trozos de pergamino hallado por el doctor Gustavo Turienzo
Veiga en la Universidad de Al Azhar, de los cuales hizo una traducción
apresurada y advirtió a los que se lanzaron a difundir el hallazgo que había
que tener sumo cuidado con los textos y su datación ya que la versión
española y los hechos requerían un estudio pormenorizado.
Monseñor Osoro
en la homilía de la misa del pasado domingo señaló textualmente que "ha
sido aprobada la misa votiva del Santo Cáliz, y la Santa Sede otorga cada
cinco años uno jubilar con indulgencia plenaria de los pecados. Aunque no
tengo aquí la carta del cardenal Piacenza, puedo decir que con esta celebración
del misterio de la eucaristía representado por este vaso que tocó el Señor
podemos celebrar cada cinco años el año eucarístico del Santo Cáliz".
¿Hace faltan
más palabras para el que quiera entender? Naturalmente que ni la Iglesia ni
menos el Vaticano se decantan jamás por la autenticidad de las reliquias, pero
si se concede a una catedral un año jubilar, se le otorga indulgencia plenaria
y se dice textualmente que es "el año Jubilar del Santo Cáliz", ¿se
necesitan más avales para refrendar las preferencias de la Santa Sede y por
tanto del pontífice para decantarse por el cáliz de Valencia?
La tradición de
siete siglos así lo testifica, cosa que no sucede, como ya señalamos, con el
de León, basado únicamente en dos trozos de pergamino sin demasiada
consistencia. El resto, como que estaba en la iglesia del Santo Sepulcro y la
literatura que lo adorna, no es cierto, según Turienzo, ya que, como señala
el destacado arabista, el cáliz estaba en una iglesia extramuros, no en la del
Santo Sepulcro.
Sin embargo,
tanto los medios de difusión como los propios autores, con la complicidad
basada en el silencio de cierto sector de la Iglesia, comenzaron una ronda
apresurada de conferencias, de ediciones del libro, hasta 5, parece ser,
incluido el proyecto de una novela y la canalización de la noticia en
programas esotéricos televisivos, que puso en alerta a medio mundo ante un
hallazgo que poco o nada tenía que ver con el rigor científico y sí y mucho
con la mercadería.
[...]
Mientras el cáliz
de doña Urraca se sustenta en dos trozos de pergamino sin procedencia ni
destino, el de Valencia tiene detrás una tradición de 7 siglos refrendada por
documentos, pinturas, estudios, congresos, y la bendición de tres Papas, lo
cual deja al de León en un lugar poco menos que irrisorio.
Según el
descubridor de estos pergaminos, el doctor Turienzo, "nada certifica que
sea el cáliz de la última cena, incluso pudo venir de otro lugar y por otros
medios que ahora estudio, pero jamás se debió lanzar la noticia sin
contrastar con expertos en un congreso, como ya dije en su momento".
[...]
Los divulgadores
de noticias sin contrastar con la realidad deben plegar velas, entonar el
"mea culpa" y tragarse sus conjeturas.
***
1 de Octubre de
2014
La picaresca de las vanidades
Gustavo
Turienzo, descubridor de los documentos egipcios sobre el cáliz de Doña
Urraca y doctor en filología árabe, valora la situación creada ante la
noticia publicada sobre la propuesta de que el cáliz de Valencia tenga un año
jubilar cada cinco y la concesión de indulgencia plenaria dada por su Santidad
a través del cardenal Piacenza en carta enviada a monseñor Carlos Osoro,
obispo de Valencia hasta ayer.
[...]
Gustavo Turienzo
Veiga, descubridor de los dos pergaminos egipcios sobre el cáliz de Doña
Urraca, habla en exclusiva para Leonoticias
de este hecho:
- Como habrá
visto en los medios, acaba de saltar la noticia de que la Santa Sede da como
verdadero el cáliz de Valencia en lugar del de Doña Urraca de San Isidoro. ¿qué
puede añadir a eso?
- Espero que esa
decisión -dicho sea de paso, personalmente la considero atinada y muy
oportuna- contribuya a cerrar de una vez por todas el Patio de Monipodio que se
ha organizado a costa de este hallazgo.
- En una
entrevista que Leonoticias le hizo el
pasado 26 de abril a raíz de la publicación del libro de los doctores
Margarita Torres y José Miguel Ortega sobre el cáliz de doña Urraca, usted
ya apuntó que había que andar con mucha cautela en las afirmaciones que se
hacían sobre la autenticidad del cáliz; sin embargo, las prisas, y el afán
de dar la noticia, precipitó la forma de llevar a cabo la comunicación de un
hallazgo como el suyo, que requería, como usted apuntó en su día, un
congreso y un estudio científico con especialistas del tema. ¿Cree que fue un
error ese modo de proceder cuando todo estaba estudiándose? ¿Se vendió la
piel del oso antes de cazarlo?
- Por supuesto.
Digámoslo así, fue un error. Desde un principio faltó ponderación en este
asunto.
- Sobre el
cáliz de Valencia, ¿existe algún documento o razón que le otorgue más
validez que al de León?
- No voy a
valorar esa cuestión, fundamentalmente por dos razones: la primera, porque no
soy especialista en esos temas, la segunda, porque no voy a alimentar una
querella pueril, estéril y perniciosa entre católicos y entre españoles.
- Después de
este desmentido al cáliz leonés, ¿que ocurrirá ahora con tanta mercadería
que se estableció a su alrededor?
- Deseo
sinceramente que las aguas vuelvan a su cauce y se clausure esta "feria de
las vanidades".
- ¿Piensa que en
todo este asunto hubo una falta de rigor científico, cuando debería primar
éste sobre el comercial?
- Sí, claro que
ha habido un déficit palmario de rigor científico. Y por supuesto que han
primado intereses extra-científicos, por la causa que sea. Eso resulta obvio
para cualquiera que hojee los periódicos de estos meses.
- ¿Ha habido
datación carbónica de estos pergaminos en algún momento?
- En absoluto.
Como ya apunté en su día a los autores del libro "Los reyes del
Grial", una fecha aproximada podría ser principios del siglo XIV, pero
era necesaria una datación científica. Y ésa no se ha hecho.
- El asunto del
cáliz ¿ha tenido una repercusión impactante en los medios extranjeros? ¿han
creído la noticia tal y como la dio la prensa local?
- Por lo que yo
sé, en los medios académicos el impacto ha sido muy limitado, cuando no se ha
contemplado con enorme escepticismo y se ha mantenido un prudente silencio. En cuanto
a los diarios y el resto de los medios de comunicación extranjeros, la
repercusión real puede ser valorada por cualquiera que se tome el esfuerzo de
consultarlos...
- ¿Ha tenido
peticiones para hablar en foros extranjeros de renombre de un hallazgo que ha
sido suyo pero del que le han mantenido casi a la sombra?
- He recibido
varias ofertas académicas del extranjero en ese sentido, pero hasta que no
termine la primera etapa de esta investigación no expondré mis conclusiones
sobre el asunto.
Hasta que se
inició esta feria hace varios meses, pensaba que la picaresca generada por las
reliquias era propia de la Edad Media... Sólo nos faltaba esto, en nuestra
sufrida España. "Quousque tandem abutere, Catilina, patientia
nostra?"
***
26 de Marzo de
2014
El Grial de San Isidoro, entre la leyenda y
la documentación
La famosa frase
de Herodoto de: “Estoy obligado a documentarme pero no a creer todo lo que me
dicen”...
...puede
servirnos para hacer una breve reflexión sobre un asunto tan candente y de
cierta repercusión mediática como fue la noticia aparecida recientemente en
varios medios escritos de la capital de que nada menos que el Santo Grial
estaba en León y en concreto en la Basílica de San Isidoro desde el siglo XI,
según un fortuito hallazgo, de la doctora Margarita Torres Sevilla, profesora
de Historia Medieval de la Universidad de León, y del doctor en Historia del
Arte de la Universidad de Valladolid, José Miguel Ortega del Río, de unos
pergaminos custodiados en la Universidad Al-Azhar de El Cairo.
[...]
“Los Reyes del
Grial”, título del estudio que ha visto la luz gracias al patrocinio de
MonteLeón, tuvo su acto de presentación en la mañana de este miércoles en
el edificio de Botines con la asistencia de los autores, medios de
comunicación y del secretario de la fundación patrocinadora, José Manuel
Fernández Corral.
Lo primero que
llama la atención en toda esta trama es el propio título del libro, que no
hace alusión a la importancia del hallazgo, y se limita a hablar de “reyes”,
lo que con el transcurso del tiempo podría dar lugar a confusión o a ser
tomado por un libro de historia más relacionado con la colegiata de San
Isidoro y los reyes allí enterrados, o lo que queda de ellos, que con el hecho
en sí. Pienso, con el debido respeto, que un título más directo y explícito
pondría al posible lector sobre la pista de un hallazgo cuya transcendencia es
“manifiesta” según palabras de sus autores. ¿O es que acaso no se atrevieron a
dar en el frontis de la obra la verdadera noticia de que el Santo Grial estaba
en León, por temor a ser demasiado categóricos?
Que la verdad no
te prive de un buen titular.
Lo cierto es que
esa tarea, hábilmente, se la dejaron a los medios, que, ávidos de noticias,
se apresuraron a lanzarla como axioma de fe a los cuatro vientos, mientras las
agencias trascribían sin contrastarlo elucubraciones sensacionalistas,
copiándose los unos a los otros.
[...]
Sin quitar ni un
ápice de importancia al hallazgo, la metodología y la historia dejan muchos
cabos sueltos que necesitan de estudios más detallados y pruebas más
concluyentes para afirmar con la rotundidad que se ha venido haciendo tanto por
la prensa como por los propios autores que el cáliz de Doña Urraca es el
Santo Grial.
Otro hecho
significativo sobre la duda de la existencia en León de la reliquia es que en
veinte siglos nadie habló, escribió o insinuó que el cáliz isidoriano
pudiera ser el Grial, ni Gómez Moreno en su estudio sobre San Isidoro, ni
otros medievalistas más actuales, aunque los propios autores citan al emérito
abad de la basílica Antonio Viñayo, fallecido este pasado año, cuando dice
en su libro “La Historia de la Basílica de San Isidoro”, 1979: “¿Acaso, como
el Santo Grial, con el que mantiene afinidades de antigüedad y factura en la
materialidad pétrea de la copa, era una reliquia venerable que era forzoso
conservar y enriquecer? Un hallazgo inesperado o una circunstancia favorable
pudieran entregarnos la clave de esta enigmática joya. En todo caso bien
merece que alguien la cante con la solemne entonación de Parsifal”.
“Qué más
quisiéramos...”
En entrevista
mantenida por quien esto escribe hace unos diez años con D. Antonio, éste fue
categórico cuando nos dijo: “Qué más quisiéramos nosotros que el cáliz de
Doña Urraca fuera el Santo Grial, de un plumazo el Camino de Santiago se
hubiera llamado Camino de León”.
Como fuente de
ingresos y reclamo para turistas no deja de ser muy atractiva tanto ésta como
cualquier otra reliquia, pero durante siglos el silencio fue la tónica
general, incluso cuando llegaron a expoliar San Isidoro de todo lo que podía
interesar, como fue el caso del Beato de Fernando I y Sancha, precisamente los
“reyes del Grial”, nadie movió un dedo y se lo llevaron a la Biblioteca
Nacional de Madrid, donde permanece destrozado por la humedad tras prestarlo a
una exposición en Roma. La explicación de los autores a este silencio es que
“el temor al robo o al traslado les hacía mantener el mutismo”.
[...]
La única
realidad que hasta el momento se puede contrastar son los documentos que el
arabista Gustavo Turienzo Veiga, corresponsal en El Cairo de los dos
investigadores y autores del libro “Los reyes del Grial”, ha traducido, los
pergaminos encontrados en la biblioteca Al-Azhar que dejan constancia del hecho
de que el cáliz, si es que alguna vez hubo tal reliquia y no una patena como
apuntan algunos historiadores, fue el regalo del visir Sadaqa ibn Yusuf al rey
Fernando I como agradecimiento por ayudarle a superar la tremenda hambruna.
No hay comentarios:
Publicar un comentario