(Foto de Paco Zaragoza)
martes, 9 de diciembre de 2014
San Lorenzo
«Viene a corroborar la creencia del envío del Santo
Cáliz por S. Lorenzo a España uno de los frescos de la Basílica del glorioso
Diácono, extramuros de Roma.
En dicha pintura mural - atribuída por Fleury al siglo
XIII - está el oficiante entregándole un cáliz con asas a un soldado
arrodillado, que parece recibirlo con adoración, acompañado de otro soldado
armado, como testigo del acto o como defensor de la alhaja.
En la Guía moderna de Roma, titulada Rompilger, escrita por Mr. De Waal,
Rector que ha sido treinta años del Campo Santo de la misma Basílica de S.
Lorenzo “fuora le mura”, al llegar a ella pone estas preciosas frases que
ilustran de modo admirable nuestro asunto: "Las pinturas del pórtico
representan, a la izquierda, la historia de S. Esteban y la traslación de su
cuerpo a Roma y a esta iglesia; a la derecha, el martirio de S. Lorenzo y
ciertos episodios legendarios en la Edad Media, relacionados con la veneración
que se tenía a este santo". Y como uno de esos episodios hemos visto que
es la entrega de un cáliz, tenemos que esta creencia se hallaba extendida en
Roma en la Edad Media y fué perpetuada en la pintura como hecho notable de la
vida del ínclito Mártir oscense».
Dámaso Sangorrín Diest
Grabado de Giovanni Battista Piranesi (s. XVIII)
Grabado de Giuseppe Vasi (s. XVIII)
Frescos del pórtico (s. XIII).
La iglesia sufrió el bombardeo aliado de 1943, y los
frescos desaparecieron.
lunes, 8 de diciembre de 2014
domingo, 7 de diciembre de 2014
Otro cáliz...
LEÓNOTICIAS.COM
MIGUEL ÁNGEL
NEPOMUCENO
7 de Diciembre
de 2014
"No hay
pruebas de carácter histórico en el cáliz de Doña Urraca" [cáliz de León]
Carlos Javier
Taranilla de la Varga presenta Breve
historia de las reliquias leonesas y cuestiona la investigación sobre el
cáliz de Doña Urraca
Aunque se
licenció en Historia del Arte en Oviedo, Carlos Javier Taranilla de la Varga
(León, 1956) ha ejercido la docencia en esta ciudad, donde ha trabajado en el
mundo editorial desde hace más de 25 años. Autor prolífico, [...] ha publicado
recientemente Breve historia de las
reliquias leonesas y sus relicarios, donde a través de los textos de
antiguos cronistas que visitaron nuestras tierras, así como de investigadores
actuales, Taranilla recoge los principales restos de carácter sacro de nuestra
provincia y analiza sus continentes: los relicarios, además de estudiar a
fondo, con nuevos datos históricos, el Cáliz de Doña Urraca.
[...]
- En el trabajo
sobre las reliquias leonesas que acabamos de sacar a la luz, hacemos por primera
vez un recorrido por los restos sacros de la ciudad y provincia (aceptando que
puede haberse dado alguna omisión de pequeña importancia, a la que estamos
atentos para incluirla en posteriores reediciones) y, lo fundamental, ponemos
en su sitio el tema del cáliz de Doña Urraca, que una investigación poco
rigurosa ha identificado, sin ninguna prueba de carácter histórico sino a
través de textos dados a la fabulación, con el mal llamado Santo Grial.
[...]
Trabajé movido
por el deseo de poner las cosas en su sitio, a la luz de los datos históricos,
frente a las atribuciones que se realizan sin ningún rigor documental.
[...]
Desde el punto
de vista histórico, respecto al cáliz de Doña Urraca, no existe ningún
testimonio que pueda emparentarlo con ningún objeto sagrado, ya que, como
recojo en el libro, la Crónica Silense,
que textualmente narra “los acontecimientos importantes de los reyes”, no lo
menciona ni a la hora de la muerte del rey, quien, postrado los dos últimos
días de su vida ante todo lo sagrado en la iglesia de San Isidoro, haciendo
penitencia y pidiendo perdón por sus pecados, no cita ni pide ni reza ante el
supuesto sagrado Cáliz. Únicamente existen los textos árabes del siglo XIV que
narran la entrega de un cuenco al rey Fernando I tres centurias antes,
habiéndolo querido relacionar los profesores Torres y Ortega, en su libro Los reyes del grial, con la Copa de
Cristo. Pero dichos textos, en palabras de su traductor, el doctor Turienzo,
tal como recogió Leonoticias en abril
y octubre pasado, carecen de datación carbónica y por tanto del rigor
científico preciso para realizar una atribución documentada, además de la
sombra de fabulación que pesa sobre muchos escritos de este tipo, que buscaban
sobre todo el exotismo para atraer a los lectores.
[...]
- Hace unos días
usted se mostraba muy crítico, y en el libro mencionado también lo hacía, sobre
la mala praxis que algunos historiadores tienen de vender el oso antes de
cazarlo. Me explico: en el libro de los doctores Margarita Torres y Miguel
Ortega del Río, Los Reyes del Grial,
se dice taxativamente que el cáliz de Doña Urraca custodiado en San Isidoro es
sin ninguna duda la copa en la que Cristo bebió en la última cena, todo ello
basándose en dos trozos de pergamino que el doctor Gustavo Turienzo Veiga
encontró en la Biblioteca de Al-Azhar en el Cairo y que dijo que había que
estudiar con más detenimiento. Sin embargo, se sacó a la luz, se entabló una
rivalidad innecesaria con su homónimo el cáliz de Valencia y se lanzó a los
cuatro vientos sin base alguna científica que lo sustentara, como debería haber
sido un Congreso. Usted pone en duda su autenticidad porque ni en la Crónica Silense ni en ningún otro
documento de la época se habla de él.
[...]
El cáliz de
Valencia tiene tradición documentada desde 1437, y aparece en cuadros,
pinturas, textos, sin embargo el nuestro, aparte de esos dos trozos de
pergamino, no tiene tradición. Usted apunta en su libro que es muy extraño que
el Silense mencione que dos días antes de su muerte Fernando I se postró ante
las reliquias de San Isidoro y San Vicente y sus bienes más queridos y en
ningún momento hable del cáliz de Urraca. ¿Pero, sin documentación, exceptuando
los pergaminos encontrados por Turienzo, cómo se sabe que el cáliz estaba en
San Isidoro, cuando nadie lo menciona?
- La primera
documentación de Valencia es de 1134, pero se ha perdido. La siguiente es de
1399. Se sabe que había en San Isidoro un cuenco que la infanta Dª Urraca mandó
embellecer para donar a la basílica con motivo de su consagración y la llegada
de los restos del santo desde Sevilla. A partir de entonces se empezó a llamar
cáliz de Dª Urraca a dicha pieza. Lo de Grial, Copa de Cristo, etc., ha sido
ahora, desde esa investigación carente del más mínimo rigor histórico.
[...]
- En el tema del
cáliz la connivencia con la Iglesia y los comerciantes ha sido flagrante, pero
eso ayuda muy poco al rigor científico. Ustedes los profesores, además de
publicarlo en libros, ¿no deberían alertar también a la opinión pública con
artículos sobre lo que está sucediendo al socaire de tanta fabulación?
- Ése es uno de
los mayores propósitos de la publicación que tengo en el mercado. Indicar a la
opinión pública cuál es la verdad, mal que pese a los negocios que persiguen el
lucro a toda costa.
Y la cultura de un país, de un pueblo,
es sagrada. Se lo digo a los alumnos a todas horas. Y recuérdense las palabras
de Cervantes sobre los historiadores mentirosos que pongo tanto en el interior
como en la contraportada del libro.
[...]
El obispado no
se ha alineado con los negociantes, sino que ha estado al margen, demostrando
prudencia y buen juicio. Un canónigo de la Catedral, amigo mío, me decía: “¿Por
qué no escribes un artículo poniendo las cosas en su sitio?” Algo más que un
artículo es este modesto libro que aporta, con 150 notas a pie de página, la
verdad sobre este asunto.
- ¿Cómo cree
usted que habría tenido que divulgarse con rigor la noticia de que la copa de
Doña Urraca era "supuestamente" la copa de Cristo?
- Únicamente se
tenía que haber dicho la verdad: Que según unos pergaminos árabes, al rey
Fernando I le habían regalado tal objeto, pero que no había que darles más
valor que el que tienen unos textos sin datación científica y que, por el
contrario, las crónicas de la época no mencionan nada de ello. Por tanto,
podíamos estar ante una fábula o un hecho legendario, propio de aquellos
tiempos.
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Cáliz de León,
Carlos Javier Taranilla de la Varga,
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